Querétaro, Querétaro, 31 de mayo de 2023,- Alejandro Marín Razo, Head of SQM Plants America, Vitesco Technologies, en conferencia, enfatizó que la electromovilidad transformará radicalmente la industria automotriz, convirtiéndose en un hito trascendental. Sin embargo, este cambio no será instantáneo, y es esencial que los proveedores automotrices identifiquen el momento oportuno para adaptarse a esta nueva realidad.
'La electrificación es un cambio inevitable, y aquellos que no se adapten corren el riesgo de quedarse rezagados', advirtió Marín Razo.
Según datos de Mckinsey, se estima que para el año 2030, uno de cada cuatro vehículos en el mundo funcionará con electricidad, y se espera que el 75% de ellos contengan componentes mexicanos. Esto representa una oportunidad significativa para México, con un valor agregado en la cadena de suministro global estimado en 91 mil millones de euros. Además, se prevé que haya 24 compañías produciendo vehículos eléctricos y se instalarán alrededor de 15 mil estaciones de recarga. Asimismo, se espera un aumento del 5% en la generación de electricidad mediante otras fuentes.
La transición hacia la electromovilidad no se limitará únicamente a los automóviles eléctricos, sino que comenzará con los vehículos híbridos. Los OEMs ya han realizado inversiones para establecer plantas de electrificación, pero se requerirán cada vez más instalaciones de este tipo para satisfacer la demanda.
Aunque los números indican un panorama positivo para la electromovilidad, se espera que la implementación de normas medioambientales por parte de los gobiernos acelere aún más la aceptación de estos productos. Un ejemplo de ello es la iniciativa de Estados Unidos, que brinda apoyo financiero para la adquisición de vehículos eléctricos.
En este nuevo escenario, la proveeduría desempeña un papel crucial, subrayó Marín Razo. Es fundamental establecer colaboraciones a largo plazo con proveedores y reducir los tiempos de entrega, sin comprometer la calidad de los productos, para satisfacer la creciente demanda de los OEM.
Asimismo, se vuelve imperativo introducir nuevos productos de manera más rápida. Anteriormente, el desarrollo de un producto tenía un plazo de hasta 7 años, pero ahora los clientes exigen que se entreguen en un plazo de 2 a 3 años. Para lograrlo, se requiere mano de obra calificada, inversiones en tecnología y capacitación del personal en áreas específicas.
Marín Razo concluyó enfatizando que los desafíos a los que se enfrenta la industria automotriz no son lineales y que la capacidad de adaptación es fundamental. Eventos inesperados, como pandemias, terremotos o guerras, pueden tener un impacto significativo en la cadena de suministro.
'La electrificación es un cambio inevitable, y aquellos que no se adapten corren el riesgo de quedarse rezagados', advirtió Marín Razo.
Según datos de Mckinsey, se estima que para el año 2030, uno de cada cuatro vehículos en el mundo funcionará con electricidad, y se espera que el 75% de ellos contengan componentes mexicanos. Esto representa una oportunidad significativa para México, con un valor agregado en la cadena de suministro global estimado en 91 mil millones de euros. Además, se prevé que haya 24 compañías produciendo vehículos eléctricos y se instalarán alrededor de 15 mil estaciones de recarga. Asimismo, se espera un aumento del 5% en la generación de electricidad mediante otras fuentes.
La transición hacia la electromovilidad no se limitará únicamente a los automóviles eléctricos, sino que comenzará con los vehículos híbridos. Los OEMs ya han realizado inversiones para establecer plantas de electrificación, pero se requerirán cada vez más instalaciones de este tipo para satisfacer la demanda.
Aunque los números indican un panorama positivo para la electromovilidad, se espera que la implementación de normas medioambientales por parte de los gobiernos acelere aún más la aceptación de estos productos. Un ejemplo de ello es la iniciativa de Estados Unidos, que brinda apoyo financiero para la adquisición de vehículos eléctricos.
En este nuevo escenario, la proveeduría desempeña un papel crucial, subrayó Marín Razo. Es fundamental establecer colaboraciones a largo plazo con proveedores y reducir los tiempos de entrega, sin comprometer la calidad de los productos, para satisfacer la creciente demanda de los OEM.
Asimismo, se vuelve imperativo introducir nuevos productos de manera más rápida. Anteriormente, el desarrollo de un producto tenía un plazo de hasta 7 años, pero ahora los clientes exigen que se entreguen en un plazo de 2 a 3 años. Para lograrlo, se requiere mano de obra calificada, inversiones en tecnología y capacitación del personal en áreas específicas.
Marín Razo concluyó enfatizando que los desafíos a los que se enfrenta la industria automotriz no son lineales y que la capacidad de adaptación es fundamental. Eventos inesperados, como pandemias, terremotos o guerras, pueden tener un impacto significativo en la cadena de suministro.
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